Los inquilinos de viviendas en alquiler suelen querer hacer pequeñas modificaciones en la vivienda, pintar una pared de otro color, poner diferentes accesorios a los baños, cambiar algunas luces, etc., suelen ser algunas de las modificaciones más comunes entre los inquilinos.
Todas estas modificaciones tienen que estar consensuadas con el propietario de la vivienda, ya que en el momento que el inquilino deja la vivienda debe dejarla como la encontró para que le devuelvan la fianza.
La lógica debería imperar en estos casos entre propietario e inquilino, pero para asegurar que todo está en orden y evitar futuros problemas es recomendable que quede por escrito tanto la petición de estas pequeñas modificaciones como la respuesta del dueño del inmueble.
Por lo general hay cambios o modificaciones que deben hacerse. Por ejemplo, los accesorios del baño es un caso evidente. No se puede usar un baño sin espejo ni toalleros, etc. En este caso podemos hablar con el dueño y darle dos opciones; lo cambiarlo al gusto del propietario y afrontando el pago el dueño y se beneficia la casa de esta mejora, o lo paga el inquilino, hace los agujeros pertinentes y se lo lleva cuando se vaya del piso dejando los huecos pertinentes en los azulejos del baño.
Otra cosa que suele suscitar cambios es la pintura de la casa. Si el inquilino quiere cambiar una habitación de color o una pared de la casa debe también consensuarlo con el dueño por escrito. En este caso sería el inquilino quien debe correr con los gastos, ya que a no ser que necesite pintura por estar manchado o deteriorado, es un elemento que va más en el gusto de las personas.
En definitiva, hay que tener mucho cuidado con las viviendas alquiladas, ya que se cede el uso de la misma lo que no significa que eso sea una carta blanca para realizar todas las modificaciones que se quieran. Hablar con el dueño y dejarlo todo cerrado y por escrito es lo más recomendable para evitar complicaciones futuras.
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